martes, 2 de diciembre de 2008

A los ojos de esos

Todo muy confuso, está todo dado vuelta, hay una necesidad mezcla de letargo y afectos. Estar gran parte del tiempo aletargado y sin dejar, por favor un minuto de recibir. Nada más que recibir, no dejar de recibir.

Después de un largo tiempo, de suficiente tiempo, después de heridas que se curan y como se curan!! y cicatrizan como si nunca se hubieran producido. Alguien dijo..acá no pasó absolutamente nada!!. Una vez así y solo así, llegarán algunos otros tiempos, tiempos mejores, igualdades, todo muy parejo a los ojos de esos y los propios si alguna vez estuvieron manchados, si alguna vez estuvieron tuertos, muertos de susto, ahora y a pesar de la tormenta, empiezan a ver algún carajo!, hasta quizás y con un poquito de suerte se cruzen con otros ojos, esos que no conocen de miradas esquivas, imagino que tampoco de miradas bajas, solamente miran a la ruta.

Todo muy limpito, nada escondido, una sinceridad!.

Todo vuelve a empezar y se viene el agua y agarren ese árbol que se esta a punto de caer, pero como, acaso soy el único que lo ve, el eucaliptus aquel, pero como que es un níspero. Corre peligro la choza, alguien que se haga cargo, alguien que respete algo, saben una cosa, son una manga de forros!. El eucaliptus ya cayó y ustedes están tan ciegos que ni siquiera lo vieron caer, ni hablar del ruido. Y la casa se salvó por un pelo.

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